Nuevo curso, misma mierda...

Nuevo curso, misma mierda. No, espera, este año va a ser peor; lo único que se escucha es la palabra Selectividad. Dios, es el primer día y ya quiero que se acabe el curso. 

No es nada personal, que coño, si que es personal. Practicamente no aguanto a nadie ahí, por no decir lo que ellos pensaran de mi. Es un suplicio ir a clase, solo me llevo bien con una persona. La mayoría de las chicas son unas cabronas, y no estoy exagerando. Son las típicas que te saludan con un abrazo y nada mas dar la vuelta ya están hablando mal de un pequeño desperfecto en tu ropa, o ese pequeño grano que te salió  por los nervios del primer día. Claro, ellas son perfectas, ahí esta la cuestión.

Es tan fácil ir a clase cuando eres perfecta... Si, lo se, la perfección no existe en el mundo real, pero este no es el mundo real, es su mundo. El mundo de las Perras. Una prisión donde ellas son las celadoras, que con dos palabras pueden acabar con tu vida social. 

Una vez intente explicarle esto a mi madre, me dijo que estaba sobre actuando y que era una exagerada. Pues no lo hago, es la pura verdad. Da miedo ir a clases, da miedo salir a la pizarra y equivocarte. Todo lo echan en cara, pero nunca te lo dicen, solo se ríen en bajo. Y lo peor de todo, es pensar que puedes confiar en alguien y que luego haga lo mismo. En el instituto no puedes fiarte de nadie, es una lucha de todos contra todos. 

Y luego están los chicos, que parecen animales con demasiadas hormonas. Lo único que piensan es en las notas y en intentar salir con una de las perras, o por lo menos conseguir un lío. Tan patético. Pero no son tan patéticos como yo, intentado llamar la atención de esos chicos con falta de neuronas. Y es lo que mas me repatea, porque en el fondo, no tan fondo, deseo formar parte de esa prisión. Ser parte del grupo de celadoras, encajar, vivir una vida loca de adolescente, tener varios rollos, y sacar unas notas brillantes.

Pero para mi mala suerte, soy simplemente yo.